miércoles, 25 de marzo de 2009

fuera de joda

bien,
tratándose del año 2009, tengo ya 28 años. súbitamente me veo en busca de amables puertos laborales (ya me conseguí un puerto en floresta: voy y vuelvo en tren y soy feliz. el otro día estuve todo el tramo de caballito a once con la cabeza afuera para entender cómo se da la transformación barrial en la dimensión ferroviaria. no lo entendí pero la materia estaba ahí), o en la construcción de una amable ciudad laboral.
la metáfora, como ven, puede cambiar (ciudad, navegación) pero el rasgo de lo laboral siempre está.

algunas cosas me salen mal, otras maso, otras bien. lo interesante es que las que me salen bien me generan un ingreso que, si bien es fruto del trabajo, no es lo que yo llamaría "trabajo": ir a charlar sobre libros o adjetivaciones no es como ir a laburar en su sentido negativo.

mi primera reacción es sentirme bien. estoy haciendo lo que me gusta. estoy luchando por eso. lucho bastante, consigo algo. bien. entra algo de plata, no me tengo que levantar temprano, me puedo ir a dormir cuando quiera, etcétera.

sin embargo, cuando veo a otro como yo que hace lo mismo me parece medio triste y miserable: con grandes gastos educaditos, es obvio que somos nosotros, y no otros, los que vamos a dar talleres literarios.

¿se entiende?

es como hacer valer nuestros títulos de nobleza.

ya sé que "no hay afuera del sistema", etcétera. pero igual, es medio loco, porque

es obvio que somos nosotros los que podemos evitar las duras ocho horas

pero al mismo tiempo yo tengo que luchar para lograr lo obvio para mí!