sábado, 27 de diciembre de 2008

http://www.youtube.com/watch?v=2ntKFbUBXv8

y yo que pensaba que minimal había escrito las dos grandes canciones de amor de su generación ("compañera" y "amada amante")!

viernes, 26 de diciembre de 2008

2008

2008 empezó negándome a participar de una compra colectiva de cerveza en un kiosko de la calle Río de Janeiro y, un rato después, en el Parque Centenario. Hubo una linda pista de baile esa noche, mucha gente querida, y la mística porteña hasta cuando el cielo estaba ya radiante. A los pocos días nos fuimos con Jaga a Valparaíso, y después a Iquique. Vi Iquique desde el micro, cuando bajábamos la montaña: si lo recuerdo es porque ese viaje había durado veinticuatro horas, y cuando vimos nuestro destino fue lindo saber que bajaríamos nuevamente a tierra, después de haber disfrutado Valpo y su portuario olor a mierda. En Iquique, una sórdida ciudad del norte chileno, conocimos a unos argentinos: una de ellos era Laura, con quien nos besamos más temprano que tarde en la soledad de la costa pacífica, sobre unas piedras. Empezamos, ya en Iquique, aunque aún con precios chilenos, a disfrutar de las comidas latinoamericanas. Cruzamos el desierto horrible (arena / nube) y llegamos a Perú. Bajamos en Arequipa, donde estuvo lindo pero llovía demasiado, y donde no pasó nada importante (recuerdo una tarde con Jaga leyendo en un bar cheto, recuerdo las paredes de piedra y un desayuno en un primer piso frente a la plaza). Al llegar a Cuzco nos alojamos rápidamente (llueve mucho en el Perú) y me enfrenté al hecho mismo del viaje: algo estaba faltando. Cuando entendí que ese “algo” era conocer gente todo fue más fácil. Salíamos todas las noches; había chicas de Santa Fe. Después llegó la gente de Iquique, Laura, cenamos todos en una pizzería y al día siguiente nos separamos nuevamente para hacer, de distintas maneras y presupuestos, el viaje a Macchu Picchu. Nosotros hicimos una gran bicicleteada, tuvimos frío y calor, comimos abundantemente, nos mezclamos con la naturaleza, llegamos al Macchu. Esa noche volvimos en tren y empezamos a compartir una pieza con Laura: era muy cerca de la recepción y o nos cambiábamos, cosa que hicimos también más temprano que tarde, o mataba a alguien. Recuerdo que cada mañana salía a la calle, miraba a la derecha y agradecía estar en Cuzco. Comíamos rico, los paseos eran inspiradores, la compañía gustaba, encontramos una librería lúcida. Todo terminó (aunque odio los lugares en los que todos son felices, a mí no me molestaba ser feliz en Cuzco) y hubo que empezar a bajar. La vuelta no hubiese estado buena si no hubiese conocido a Mariano, con quien dimos vueltas y más vueltas por La Paz y San Salvador de Jujuy.


Al volver ocupé el cuarto de mi hermano, en Boedo. Rápidamente hice lo que tenía que hacer: conocí San Sebastián y llamé a Laura. Una semana después retomé el trabajo en el colegio y apenas pisar me di cuenta de que mucho no iba a aguantar. Aunque la memoria es engañosa, creo que nunca había pensado con fuerza en renunciar. Sin embargo, después de varios días de delirio, la estadía en las siete horas diarias de enclaustramiento se me hacía inviable. Empezaron nuevamente las mudanzas, me fui un mes a San Sebastián, me quebré la gamba jugando al fútbol, y se empezó a quebrar la cosa con Laura (y se terminó de quebrar con el colegio). Para mayo, como diría Tolstoi, “todas las pasiones de la juventud lo habían abandonado sin dejar rastro”. Estaba de vuelta en Tarija, en el cuarto más minúsculo del que haya tenido noticia. Entraba mi colchón doble y muy poco más. Ahí empecé a traducir un libro: poca plata pero mucho todo. Compraba medialunas religiosamente en la panadería que queda en Asamblea 2 y cocinaba bastante (era coherente con mi desocupación). Volví a San Sebastián. El invierno fue crudo, siempre con frío en los pies (me es muy difícil no usar zapatillas de lona). Llegó la primavera y pasaron algunas cosas lindas: bares de Almagro, calles de Palermo. Me mudé a otro cuarto dentro de casa (y el mío pasó a los pies de Ari) y empecé a trabajar, muy tibiamente, en el vasto territorio de la investigación de mercado. No sé muy bien qué estuvo pasando en los últimos meses. Supongo que eso es malo… Aunque lo contrario también me parecería malo. ¿Entonces es bueno? Supongamos que sí. Supongamos. Ayer ardió Buenos Aires. Quiero decir: contribuimos a actualizar muy fuertemente el concepto estival de la ciudad. Un amigo: “más allá de todo, la fiesta era dar un paso y abrazar a alguien”. La fiesta era eso y reírse sin sentido, o con un sentido muy general, todo el tiempo. Pero bueno, eso lo saben quienes hayan estado y quienes hayan leído el viento. El 2009 ya se acerca y parece que, por tercer año consecutivo, y por primera vez con Mati, pisaré suelo boliviano. Son las tres de la matina y, como dijera el poeta, “aunque supe el secreto / no lo recuerdo / tan solo retengo / algunas ideas” (líneas que con los años mutaron a “mis pupilas guardan del ayer / sonrisas vagas de un hermoso caos”). Aún hay que devolver los envases, barrer los vidrios rotos, enchufar el modem para volver a tener internet… ¡Chau!


San Sebastián, 25-26 de diciembre de 2008


martes, 23 de diciembre de 2008

navidad en sanse

mañana hacemos una fiesta en casa, y es increíble cómo hacer algo (sobre todo fiestas) tiene una gravedad particular sobre la energía. menos retorcidamente: hacer fiestas impregna varios días. mañana calculo que va a venir mucha gente, tendremos una barra (estamos pensando cómo enfriar siempre un par de cervezas más) y sonido... y la fiesta ya está acá, en la rutina hogareña, hay que comprar cosas, hay como una tensión, una presencia, sabemos que gastaremos salud (el viernes tuvimos una fiesta "chiquita", pero éramos 40 almas dejando todo en el patio), que habrá un día después, que vendrá yanina a limpiar a las 10am, que algo se romperá, que sucederán escenas que luego recordaremos con sorpresa.

domingo, 14 de diciembre de 2008

lo que hay

Entre la intervención de ayer de Pablo Lescano en River y la nota de Adrián de hoy en Crítica (ya posicionada en el podio junto a la de la Viva de hace tres años y la de hace diez años en una pequeña e ignota revista), puedo decir que tuve un fin de semana a toda poesía.

Cuando Vicentico lo presentó a Lescano no me sorprendí y tampoco fui consciente de lo que vendría. Apenas subió el rey de la cumbia sentí un exceso de vida y como no podía soportarlo saqué la birome y los papelitos que me había llevado y anoté “Lescano” y “Lescano heredero”. La cumbia tóxica salía de la guitarra-pianito y mi alma se deslizaba en un flash trascendente de altos misterios. El pelilargo hacía su circo (soy consciente de que todo era un circo, de que él ya sabía lo que iba a decir y que todo el mundo iba a delirar. Pero deliramos) y todo se elevaba bajo la noche, en los agujeros de la noche que el porro abría como estelas en la mar.

"Padre nuestro", "Tuyo siempre"… en el decadente paisaje del rock, ¿el alba de la cumbia en la llanura?

Y la entrevista de hoy… magia, magia pura.

Me encanta esa idea. La idea de alguien que sólo hace las cosas por el bienestar de los demás. No es un altruismo, es una conciencia muy poco común.

Yo siempre quise ser popular. Después podés decir: "No ibas a los programas de tele". Y, bueno, no nos quisieron en un principio, entonces después tampoco nos servían

Igual, la crítica de rock… ¿Cómo podés criticar el esfuerzo máximo de una mente tan simple? ¿Qué podrías decir de un tipo tan simple como un músico?.

Todas estas son arengadoras, algunas desde su cantante y otras ya su música es arengadora de por sí.

También me gusta el disco de Lebón… ¿Cómo se llama? David Lebón ¿no? "No te copes mal". ¡Hay muchas letras de Lebón que me gustan! ¡Muchas!

A mí no me gusta el kitsch, no me gusta lo posmoderno, no me gusta nada. Preferiría no tener eso. Es muy difícil el imaginario que los demás tienen de mí. Yo me encargo de cerrar mi letra, mi música no es nada de eso.

Todo está porque yo me siento a pescar fragmentos de letras que vienen de la nada. Si yo no me siento a hacer esto no hay tapa de disco, no hay video, no hay nada.

Qué importa de dónde viene el capital. ¿De dónde viene la guita de las FARC? ¿De dónde viene la plata del Ejército Zapatista? Del ejército de Francia… Vamos, basta de chamuyo. ¿Quién piensa luchar contra el capitalismo sin dinero?

Además, el sponsoreo no es todo el que yo quiero. Realmente me gustaría más.

Y…sí, antes había un ambiente aspiracional en la Argentina. Los Redondos, Sumo… En los 90, el desmedro del menemismo, la exposición de nuevos estereotipos triunfadores, como Fassi Lavalle y compañía, generaron un nivel no aspiracional en la cultura. El ganador es el vivo, no el que encontraba el entendimiento. Entonces las bandas no aspiraban a eso.

En mi época a los maestros los tenías que respetar. Ahora, como ganan menos, son loosers, ¿no?

Ok, todo entretiene igual: leones comiéndose esclavos o Tristán e Isolda. Para uno vas a necesitar formar a la gente para que lo entienda. Para el otro, no.

Después, lo que me dijo Mati, que ya se remonta más bien al viernes, a esa constelación absoluta que el dormir disolvió (pero no del todo): decisiones...