viernes, 21 de diciembre de 2007

música

se puede leer cualquier cosa: cuando estoy escuchando a los sadillacs me siento como benjamin leyendo a baudelaire (¡lo que son las distancias!). para mí los cadillacs son buenos aires porque iluminan zonas de la realidad que ningún otro artista captó. ¿dónde? se preguntarán. por ejemplo, en nunca me hablaste de ella. toda esa letra. es de una porteñidad que sólo spinetta logró. otro ejemplo, más popular: vamos afuera, que mis amigos se van. eso nunca antes había aparecido en nuestra cultura, y eso es buenos aires: la gente bailando y las frases que empiezan con mis amigos/as...

el otro día fui a verlo a andrés, el político. fui con poca expectativa y me fui decepcionado. lo único que rescaté fue lo que no existe más. lo demás, previsible: hits, gente cantando más fuerte que el cantante, flaca. que calamaro toque flaca es igual de significativo que el paso del 39. me chupa un huevo, es decir.
andrés, el político no es una crítica, sino un elogio: el andrés de los discos (sin documentos, honestidad brutal, el palacio de las flores desde el tema 10) es un glorioso político: escuchándolo se escuchan políticas: políticas del sexo (sobre todo), del amor, de la amistad, del espíritu solitario. por eso ya no se lo escucha en los recitales: la gente dice uy, yo también tengo una política, y lo tapa (pero las políticas de andrés no están en las letras).