sábado, 6 de septiembre de 2008

Estoy viviendo un lindo sábado. Llueve y hace frío, han sonado y suenan varios discos de Los Abuelos (muy particular el de 1988), me están preparando el almuerzo. Están parando en casa tres chicas alemanas que ya eran bastante caseras, y hoy no creo ni que salgan al patio. Hablan sin parar, y me siento conviviendo con la Deutsche Gramophon.

A propósito, ayer fuimos a ver a Páez. Qué lindo, Rodolfo. Cien veces he dicho “qué tipo más insoportable” y ciento y una he dicho “pero si es un copado”. Ayer estuvo lindo, él estaba muy tranca, había un lindo ambiente.

Al final dijo “bueno, y le pedimos a nuestro intendente que la próxima vez esta fiesta se haga en un lugar más apropiado para la música… igual, se agradece la invitación… y está todo bien, esto está de puta madre, que estemos acá festejando la ciudad y la vida”.

Ahora en un rato empieza el partido. ¡Qué frío debe hacer en la cancha!