martes, 26 de agosto de 2008

razones y motivos

qué linda está esta primera noche de primavera, con la luz de mi velador nuevo y los primeros versos de "las sombras han ganado":

con el despertar amargo
vuelvo a sentir el piso
siempre busqué el aire
y nunca encontré a nadie

me compré el velador en once, al final de un día realmente ajetrado (corrientes, belgrano, retiro, once, caballito). en retiro me metí en la biblioteca del cceba y leí una inrockuptibles de hace unos meses. los turistas decían algo muy sensato respecto de su disco: "como no creo que inventemos la pólvora, algo muy difícil en el rock, por lo menos queremos aportar frescura".

el domingo fui a leer a erasmo de rotterdam al parque rivadavia. me senté en el tronco de un árbol y algunos minutos después me llegó la pelota de un partido cercano. una chica me dijo algo así como "dámela y la devuelvo" pero yo, automáticamente, levanté mi pie, tiré la pelota al aira y la devolví con cara externa. comienzó el diálogo:
-"ah, muy bien"
-"antes de leer jugaba al fútbol"
-"no sabía que eran compatibles"
-"no lo son, justamente, dejé de jugar y empecé a leer"
-"ah, bueno, igual prefiero eso, porque de los otros hay muchos"

a los dos minutos
-"¿qué leés?"

entonces la empecé a mirar. tenía 20 años, trabajaba desde los 13, era del pueblo, del pueblo copado, y tenía esa piel morena que es inconfundible-signo-de-que-le-gusta-mucho.

lo cual no se liga de ninguna manera con el hecho de que hace tiempo que quiero escribir un poema al estilo borgeano. como seguramente la vulgar turba que visita este blog no suele leer a uno de los dos poetas de palermo (el otro, miguel abuelo, era también bailarín) voy a citar aquí algo que ahora me digno a buscar:

refieren las historias orientales
la de aquel rey del tiempo, que sujeto
a tedio y esplendor, sale en secreto
y solo, a recorrer los arrabales
y a perderse en la turba de las gentes
de rudas manos y de oscuros nombres;
hoy, como aquel emir de los creyentes,
harún, dios quiere andar entre los hombres
y nace de una madre como nacen
los linajes que en el polvo se deshacen,
y le será entregado el orbe entero,
aire, agua, pan, mañanas, piedra y lirio,
pero después la sangre del martirio,
el escarnio, los clavos y el madero.

nótase aquí el sublime manejo de la forma: el contenido no se limita por la forma, sino que explota por ella. la métrica no tiene que cambiar su mensaje: el mensaje es intensísimo (dios baja como jesús, así como lo hizo aquel personaje de las mil y una noches) y la forma es exacta.

acá va otro que me flasheó:

cuenta la historia que en aquel pasado
tiempo en que sucedieron tantas cosas
reales, imaginarias y dudosas,
un hombre concibió el desmesurado

proyecto de cifrar el universo
en un libro y con ímpetu infinito
erigió el alto y arduo manuscrito
y limó y declamó el último verso.

gracias iba a rendir a la fortuna
cuando al alzar los ojos vio un bruñido
disco en el aire y comprendió, aturdido,
que se había olvidado de la luna (...)

se trata de versos, como se ve, muy hermosos. bueno, yo quisiera escribir con este rigor métrico y con esta forma de ver las cosas sobre dos situaciones:
1) el hecho de que, al salir con una chica muy linda por determinados lugares, uno está marcando esos lugares para el futuro.
2) el hecho de que estoy viviendo en una zona que durante bastante tiempo irradiaba violento recuerdo.

pero soy muy vago, y por eso tengo un blog. por lo menos difundo a borges.