martes, 28 de julio de 2009

renacer

ayer saúl nos sentó a justina y a mí y empezó a hablar. mucho me sorprendí cuando, entre otras cosas, nos planteó lo para mí inesperado: que empecemos a trabajar, en vez de cinco, siete horas. "¿ustedes que piensan?". yo estaba un poco como homero ("¿qué pensás, cerebro?") y un poco como el paciente que soy en lo de mi analista ("¿qué quiero?"). hubo que hablar y me negué rotundamente. soy un predicador de las cinco horas y no podía traicionarme tan fácil. a lo que sí accedí es a cambiar mi horario de trabajo: empezar a las diez de la mañana, en vez de la una del mediodía. acepté y la idea me empezó a gustar: iba a ver el sol, y además era un cambio (todos los cambios parecen redimirnos en el primer instante). ya en casa, y antes de irme a dormir, julia tiró "no te corta el día". y me fui a dormir feliz, incluso sin tapar las barritas del media player, escuchando a pat metheny (un disco que se escuchaba mucho en barcelona y encontré sólo porque existe internet) y comprendiendo lo que era en realidad bastante claro: que en estos dos meses mi horario de oficina me cortaba el día. de ahí mi sensación de no poder hacer nada con mis días.
hoy salí a las tres y no pude parar de flashear. qué lindas las chicas! qué lindos los libros! qué violenta la realidad de comprar y chorear en la que vivimos!
bueno, este blog es leído por apenas un par de personas: guchi, lula, mi mamá, puede que fara, javi k, mati creo que ya no, y nora... sólo nora entendió, tal como se vislumbra un dios a través de su cifra, la primera parte de este post.